CLASES DE DJEMBÉ ÁFRICA

Djembé para danza (bailarinas)
Dundún, técnica y ensamble Mandingue

Clases particulares
Irarrázaval 4955. Metro plaza Egaña.
Profesor: Gonzalo Camus

Cel: 7 763 70 85

MAMADY KEÏTA


Solo Djembe Gonzalo en casa.mp3 -

MANDINGUE SENEGAL-GORÉ



ENSAMBLE - EXPERIENCIA

DJEMBÉ TEATRO


Compañía Kabiyesile


Compañía Africandina


AfricandinA.mp3 -

DANZAS DE GUINEA



CURSO AFRO MANDINGUE
Maestra Edel Deleris



DJEMBÉ FUSIÓN



Sincretismo.mp3 - Gonzalo Camus


CIERTOS MÚSICOS por Gonzalo Camus Parra
Existen ciertos músicos, que suelen llevar consigo algunos atuendos o prendas de gran relevancia. Es normal verlos adornados con collares de diferentes colores que irán variando su significado. Aunque en el fondo todos estos objetos o prendas, alhajas o tatuajes, tienen un fin predeterminado y fijo. Que es: hacer la diferencia con el resto de quienes entienden la vida como una instancia de creación o recuerdo y que además presumen de esta responsabilidad; la de conocer a cabalidad las vibraciones de la naturaleza, poder dividirlas, estructurarlas y ocuparlas a beneficio del encuentro con el gran ser (la totalidad). ¿Cual es esta diferencia? Una actitud que depende directamente del conocimiento y de la forma en que se adquirió ese conocimiento. Que en el caso de un músico que ocupa este tipo de distinciones, se entienden como de vital importancia al interpretar su instrumento (tendrían una finalidad totalmente distinta) Pues, al ser iniciado en la música de forma disciplinaria, que tiene que ver con la visión del saber directamente, no el comprender del pensamiento, sino el saber directamente. Se logra un estado de total pureza y de respeto a las vibraciones que nos enseñó la naturaleza, o sea que ésta enseñó a nuestros padres, y a ellos nuestros abuelos y hasta remontarnos a la esencia misma de la totalidad suprema, vuestro dios. Por lo tanto podemos razonar, o definir que existirían dos tipos de músicos, los que son capaces de obtener una respuesta de la naturaleza al soplido de una flauta, o al batir de un tambor. Y los que simplemente se quedan en el asombro único del pensamiento. O sea, estos últimos serían capaces de impresionar al pensamiento iconoclasta de la sociedad, pero estarían muy lejos de los que llevan la distinción de obtener respuesta del conocimiento directo, o sea de la fe. Y claro, estos músicos de distinción, que llamaremos “músicos de fe” o “músicos directos”, imprimen entre los hombres un exceso de desconfianza, porque serán incomprendidos; ya que su interés no es impresionar al pensamiento ni al arquetipo cultural, ni menos aún llevar su música a la comprensión y estructura de una taxonomía. Claro está, que su lucha esta por el saber, es esto los que los lleva a conectarse con estas vibraciones de manera constante, pues los sana de los elementos secundarios de la vida diaria, y que ciertos grupos imprimen para imperar sobre una vida banal y vacía. Es obvio ya completar diciendo: Los objetos llevados por estos músicos, están relacionados con la fe, la disciplina y claro, con la representación de una formación directa con el conocimiento de la música. Una formación que los obliga a entregar su vida a la búsqueda de la perfección y la conexión con la naturaleza de las vibraciones sonoras. Vibraciones que han originado y son parte de la vida de todo animal terrestre. Vibración enérgica convertida en sonidos claros y limpios en un instrumento. Es eso. Estas líneas de vibración son conocimiento directo, aquel que no se comprende, pues no es necesario. Ya que no es lo importante, son vibraciones que están dentro de todo animal vivo, sean piedras o aves. Allí se encuentran, y al ser reunidas en un instrumento llenan de conocimiento a un músico de fe. Ese es el punto de partida de la diferenciación. Además se debe tener presente que al estar en contacto con estas vibraciones, hay que cambiar todo entendimiento de la realidad “desatarse”, pues es la forma única de imprimirle responsabilidad a la vida seminómade de un músico de fe. Ahora debemos destacar dos aspectos fundamentales, el primero, para alcanzar el real estado perfecto de la vibración sonora, debemos pasar por una serie de ejercicios que nos van a llevar a aquel estado, sólo si están ejecutados correctamente. Existirían ejercicios tanto grupales como individuales. Si son grupales se convierten en cofradías de músicos, en donde el nivel de pureza del ejercicio debe estar controlado al máximo por nuestros cuerpos. Ya que el acabado perfecto de la cofradía comienza desde una responsabilidad individual, para luego convertirse en un estudio grupal de conexión y encuentro con los distintos tipos de vibraciones grupales. Es destacable agregar, que no es conveniente para nuestra salud, sólo involucrarnos con un solo ejercicio, y que el resto de nuestras vidas continúen en el desconocimiento total, ya que este tipo de llegada únicamente producen un daño irreparable, y no nos llevará nunca al conocimiento directo, ni al estado perfecto de las vibraciones y menos aún a la comprensión de la cofradía de músicos de fe. Un segundo punto de gran relevancia, es comprender que el ejercicio realizado en cada uno de nuestros instrumentos debe ser comprendido como un acto de conocimiento, pero en este caso desentendiéndonos del conocimiento directo del cual ya hablamos, puesto que el ejercicio tiene dos etapas, la primera parte de la etapa se muestra al realizar el ejercicio comprendiéndolo a cabalidad y asimilándolo hasta llegar a una memoria física total. Luego está la segunda parte del ejercicio, que supone la total dominación de este, ya que es el punto de partida para la conexión con las vibraciones naturales y claro está con el conocimiento directo. En resumen, tendríamos dos formas de ejercitarnos, una que tiene que ver con la adquisición del ejercicio y otra que tiene que ver con la ejecución perfecta de este, más todo lo que esto implica. Ahora, todo ejercicio, que es un movimiento vital, nos revela un conocimiento escrito en el interior del movimiento. Esto se comprende, comparando el movimiento con un libro que hay que aprender a rescribir cada vez que sea indispensable para la conexión diaria con la naturaleza.
En todo ejercicio-movimiento existen dos fuerzas o quizás más de dos, que se conjugan para poder reproducir el movimiento a la perfección. Nosotros en la adquisición del ejercicio, debemos aprender a como controlar y dirigir aquellas fuerzas, a como respirar, a que actitud tomar, y de que forma recibir el impacto que provoca en nuestros cuerpos la adquisición de aquel movimiento. Es además imprescindible mantener estas fuerzas en máxima tensión, sin que esto nos provoque una contracción total de nuestros músculos y tendones. A este tipo de actitud le llamaremos Polirritmia. Dos fuerzas o más de dos fuerzas en tensión, donde una de ellas es totalmente natural para el cuerpo y la otra depende de un estado de atención total. Cuando esta polirritmia se encuentra con nosotros por primera vez, solemos tener en desunión, todo lo que involucra el ejercicio, y claro está, estamos a kilómetros de distancia del estado total de la vibración entre el cuerpo y la música que emite aquel ejercicio. Pensamos sin realmente saber a donde debemos llegar. Lo importante es tener presente que todo ejercicio es polirritmico aunque este no lo demuestre a simple vista, en su interior lo es y se debe adquirir o asimilar como una sola cosa, o sea contradiciendo lo que realmente es. Puesto que todo ritmo es una sola estructura, no más de una, el resto son formas y técnicas que han enseñado las nuevas escuelas contemporáneas para intentar adquirir algo que en el fondo nunca han comprendido, la polirritmia, concepto que no existe en la realidad del conocimiento directo, sólo en el mal pensar de quienes no comprenden, pues nunca se han encontrado cara a cara con el estado musical que nos lleva a la sabiduría. He de notar, que todo ritmo es un conocimiento, o bien, debe convertirse en un acto de conocimiento; por lo tanto, la polirritmia la entenderemos como un policonocimiento que nos ayuda a comprender los desplazamientos de la percepción, para encontrarnos con el punto de partida de la energía propia de las vibraciones de la naturaleza. Poder comprender así por ejemplo los ciclos estacionales, los distintos comportamientos de los árboles, o bien, la importancia vital de la lluvia. Esta es la única forma de comprender lo que el ejercicio enseña. Algunos maestros de la percusión afrocubana (regla de Ocha) dicen que esto es una responsabilidad, he de creer que es un deseo, pues a través de este deseo del policonocimiento o sea de polirritmia, convertimos la exploración de las vibraciones sonoras en una búsqueda responsable, que te ha otorgado la tarea de ser músico de fe o de conocimiento directo.
Ahora bien, ¿cómo nos podemos probar qué hemos adquirido el ejercicio correctamente? Habrían muchas formas de poder comprobar esta incógnita. Estando en África occidental un maestro en Kora, de la cofradía de los Cissoko se empeñaba en que pudiese reproducir en una guitarra española ciertos sentimientos que para él, eran estimulados por una escala pentatónica. A simple vista muchos se estarán diciendo que es imposible reproducir en instrumentos completamente distintos, caracteres que sólo se producen o que son propios de otro. Claro un Kora que es el arpa africana por excelencia, aunque sea un instrumento de cuerdas, no cumple los requisitos, ni tímbricos, ni de ningún tipo semejante a la guitarra española de seis cuerdas. Pero en eso se basaba el ejercicio; puesto que para él, la sola escala pentatónica realizada correctamente, era la culpable de someternos a un estado de reflexión y tranquilidad. Y que estaba tan sólo en la forma correcta de reproducir el ejercicio, tanto en actitud como en ejecución, la que finalmente convencería a mí y a mis compañeros de estudio que el ejercicio de conexión estaría bien realizado. Es importante tener en cuenta, la correcta ejecución de lo que se está estudiando, ya que ese es el punto de partida, es casi lo que debemos tener como a priori, luego vendría todo lo demás. Si quisiésemos empeñarnos en igualar la sonoridad de la kora en nuestra guitarra, caeríamos en un error que tan sólo nos haría un daño irreversible. Continuaba diciendo en su wolof, que palo que crece torcido no hay naturaleza que lo enderece.
Una vez estando en el Brasil, con un ejecutante de de Rumpile, tambores para la consagración del Xiré de candomblé. Quien con gran habilidad me había transmitido algunos conocimientos básicos para la adquisición de ciertos ejercicios, que se destinaban a la bajada de santos, me dijo: Ya te he enseñado el toque para integrar a Xangó a vuestra vida. Ahora es imprescindible que sepas que este conocimiento puede causarte grandes daños si lo intentas ocupar con otros fines. O sea que para cada ejercicio rítmico existe una finalidad y una actitud determinada, la cual si la descontextualizas sólo produce daño. Por otra parte, si quieres ver esta sabiduría rítmica únicamente como un atributo más del pensamiento, y deseas reproducirlo en lugares que no son a fines al santo, malas cosas te sucederán, y tu cuerpo se sentirá enfermo y fatigado. Ya que dentro de estas frases existen palabras que deben ser dichas a través del tambor, únicamente para entrega directa con nuestro santo patrono “Xangó”. Además y peor aún será que intentes, aunque sea con toda la responsabilidad posible, reproducir el conocimiento de las frases de Aluja para Xangó y lo hagas de manera equívoca, puesto que allí las consecuencias serán aún más desastrosas, ya que en esta situación la energía rítmica sólo desarrolla un lado de sí, provocándote una gran confusión interna y alejándote cada vez más del santo, hasta llegar a el punto de que éste te abandona por completo.”
Esta historia de un iniciado en los secretos rítmicos del Candomblé, nos vuelve a colocar en una situación compleja. Puesto que debemos saber correctamente, y nunca abandonar esta responsabilidad del por qué estamos aquí, ejecutando este tipo de vibraciones rítmicas, ya que no somos simples músicos de concierto, sino que estas frases nos comunican y nos enseñan un tipo de estado único para la percepción, una forma de estar más cerca de nuestra unidad con la imagen viva del universo. Y claro está cada frase rítmica en realidad no es tal, sólo se esconde en la naturaleza de esta forma para existir, o bien, para ser de vital importancia entre quienes llevamos la música como una forma de entender el desenlace de nuestras vidas.
Si aun no hemos podido comprender la forma correcta de interpretar y ejecutar el ejercicio, veamos otra forma de comprenderlo, haciéndonos la siguiente pregunta: ¿Dónde se encuentra la música que nos divide entre músicos directos y músicos indirectos? ¿Dentro o fuera de nosotros? Vamos a creer que se encontraría fuera de nosotros, razón por la cual debemos adquirirla a través de ejercicios y actitudes fundamentales, que nos van acercando al encuentro con nuestra divinidad o estado de percepción alterada. Aún no tenemos claro que la música sea el medio para llegar a aquellos estados, pero eso es lo que parece, cabe destacar que aquí las apariencias distan mucho de la verdadera esencia de las cosas. Por tanto, la música, sólo en un principio sería un medio para…, luego ésta, en una especie de dialéctica tendría un cambio interno, que sólo es percibido por ejecutantes de música de conocimiento directo. Cuestión que aún no nos soluciona el lugar en que la música del conocimiento se encontraría residiendo. Pero ¿es aceptable que el conocimiento se encuentre fuera de nosotros? Sin duda. Es la base del conocimiento directo no del pensar indirecto, es necesario que la música este fuera de nosotros para habitar en nosotros como si fuese una sustancia en bloque, que al manifestarse cae de golpe, produciendo una confusión completa, confusión que debemos hacernos cargo y entenderla como vibraciones rítmicas, de estructuras que nos dejan estar en presencia del verdadero estado de las cosas. Para un músico de conocimiento indirecto la música se adquiere y es producto del pensamiento, no de la naturaleza. Para un músico de conocimiento directo, la música también debe adquirirse, pero es producto de la historia de la naturaleza y siempre ha estado allí, protegida por los instrumentos que la resguardan, ya que sólo se manifiesta como tal, pero en realidad pertenece al estado fundamental de la existencia. Por lo tanto, la música como medio y estado al conocimiento directo, es un recuerdo que debemos reaprender.

Investigación de doctorado
Antropología de la Música
Gonzalo Camus Parra
Abril 2010